viernes, 14 de noviembre de 2008

Tamara, la del escabio. (AKH TAMAR).

Hay una leyenda en Apelandia donde se cuenta la historia y el porque del nombre con que se bautizo a uno de los Coñac mas ricos del globo, y como no podía ser de otra forma, acá esta nuestra verdad.

Corría el año 25 AC, en la actual Turquía, antaño territorio Armenio, se encontraba una isla llamada “Askanumen” a unas 35 millas náuticas de la costa en el mar mediterráneo. Se dice que en ella vivía una doncella llamada Tamara, y que era una princesa olvidada de algún antiguo reino (se cree que fue el del Rey Rompetutyan) que a modo de salvarla del ataque de los bárbaros del norte, fue depositada allí, junto a una pareja de “Pajjjlabak” (especie de cerdo pigmeo, de hocico duro y peludo, ya extinto), una bolsa de semillas de vid y dos piedras pómez.
De alguna forma se la fue rebuscando y hambre no pasaba, si hasta aprendió hacer fuego con las piedritas. Y se puede decir, que de no haber sido por el fuego, esta historia no se hubiera concebido.Es que de noche y en la mas infinita soledad, ella se postraba en la arena, encendía un fuego onda “Naufrago”, y se tomaba una especie de licor de uva que había podido llegar a destilar a base de necesidad y urgencia. Terminaba mamada cuasi todas las noches.
Fue así que de pronto la historia dio un giro inesperado, y cuando uno de los barcos mercantiles de la época estuvo a punto de encallar contra las rocas filosas de la playa, el vigía avisto el fuego producido por la princesa y pudieron salvarse. Obvio que el capitán al ver desde la proa un fuego del demonio y una silueta contorneándose al son de las llamas, puso primera, bajo un bote y lo lleno con los más feroces y despiadados marinos.
Cuando llegaron a la costa, la princesa se encontraba desmayada del escabio que tenia adentro. Estos no se imaginaban el caramelito que se habían encontrado y volvieron el contador a cero, después de 9 meses en alta mar. Se entiende, no?.Claro que al otro día a Tamara le dolía hasta el pelo, y no sabia porque. Pero ella seguía encendiendo fuego cada una de las noches. Mientras tanto en los puertos de todo el mediterráneo, se rumoreaba sobre un ángel o un demonio (hay muchas teorías sobre esto), que encendía una luz para que los barcos no encallasen y de paso cañazo para aliviar el apetito de los trabajadores del mar. Se dice que el puerto de Alejandría con su mítico faro, estuvo a punto de quebrar, porque por esos tiempos, el 80 % de los barcos tomaba la ruta de la isla del placer (como se denominaba antaño).
Cuando la princesa comprendió el negocito que sin querer se había armado, empezó a pedir cosas a cambio. Se armo un lindo bulin con piedras de la región del Konchilalo, cerca de Grecia; planto choclo, papa y soja, cortesía de un barco de Chinatown, y se armo de un stud de los mejores pura sangres del Califa “Garchoti” de la lejana Arma Bir. También se puso a vender ese famoso liquido que ella misma producía y que dejaba de la cucusa a todo aquel marino que lo degustaba.
Pero a ella le faltaba algo, le faltaba el amor. Si bien repartía a diestra y siniestra y no le hacia asco a nada, se sentía vacía. Pero el sufrimiento dejo de ser así el día que apareció Vladimir “Bergamotten” Balcan. Un rubio atleta de la lejana Lituania, tripulante del mercante “El Sobrecogedor” que hacia viajecitos chiquitos, de allá para acá, y pasaba cada semanita haber que onda por la isla.
El amor afloro y cada ves que le tocaba a Vladimir, de la cabaña salían chispas, no así con el resto de la tripulación. Las malas lenguas y los celos constantes se cruzaban y salían a flote, como pedo de buzo, entre el resto de los marineros. La situación no se aguantaba mas y hasta el capitán del barco, el terrible Carlos Van de Putas, un Holandés malo como pocos, llego a decir que la próxima ves que Tamara no llegare a satisfacerlo, a Bergamotten se la iba a cortar y dar a los “Ja Bibi” (especie de cangrejo roñoso, se alimentaba de cornalitos y mugre, ya extinto).
Y como el amor es más fuerte, paso lo que tenia que pasar. El capitán no fue satisfecho, y Bergamotten fue a parar al medio del mar; de la costa se podía apreciar a Tamara gritando y llorando por su amor, no había oportunidad alguna de salvarse. Vladimir se estaba ahogando y en un ultimo intento mientras tragaba agua, se le escucho decir: “AKH TAMAR” y se hundió a pique.Tamara desesperada y presa de su vicio, se tomo de un saque un litro de licor, y cayo en un coma alcohólico irreversible. Murió a la hora.
El capitán en un vuelco de la personalidad y al ver desde la proa que había destruido esa pareja, desembarco a la isla y se llevo toda la vid que encontró. Se radico en la región de “Karadagyan” al oeste del puente de piedra. Se cambio el nombre a Arthur Putanyan, se hizo pastor y le dio nombre al licor que la princesa había inventado: “Akh Tamar”, que en Lituano significa: “Tamara, pedazo de trola, me hundo por vos y la recon….”.

El capitán murió de cirrosis.

ApEjAn (a mi me gusta el vodka)

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